lunes, 28 de julio de 2014

“Por todo hay que pasar en la vida”: Fernando Vargas


Fernando Vargas  es embolador hace 60 años, (tiempo que ha vivido en Rionegro), oriundo del municipio de Segovia, Antioquia. Es llamado por sus compañeros, amigos y familiares “Murrapo”  seudónimo que lleva debido a sus 1,48 de estatura.

Aunque él es huérfano de madre desde los 11 meses de nacido, conto con la grata suerte de encontrar en el hotel en el que su papá lo dejaba desde que tenía 4 años a su segunda madre, Belarmina, quien después de solo 5 días de conocer a Fernando, su padre, paso a ser la madrastra de Murrapo y sus 6 hermanas.

Así después de 3 años en los perdió a su madre biológica, Fernando sentía un amor maternal y ese amor 
existía en Belarmina, la hija del dueño del hotel, la mujer encargada de él, quien logro que Fernando se enamorara de ella y de sus cuidados que a sus 4 años de edad por fin encontró en quien llenara su vacío y a quien ahora le diría mamá en el hotel de la calle Obando. Una noche cuando Fernando ya tenía 7 años su padre vuelve de Bogotá y conoce a Belarmina y solo 4 días después de notar en ella ese amor maternal hacia Fernando le propone matrimonio y se queda viviendo con ella y sus 7 hijos en Rionegro.
Después de que Fernando cumple 8 años de edad su padre se lo lleva a vivir a Segovia, su pueblo natal, allí ingresa a la escuela donde solo dura 3 meses ya que después de la operación que le realizaron, él queda con un grave problema de incontinencia lo que genera las continuas burlas de sus compañeros y que lo llamen “cagado” un apodo que lo lleva a retirarse del estudio para siempre.

Pero no solo sus compañeros no entendían su problema y el hecho de que no era voluntario, su padre lo castigaba constantemente por hacer del cuerpo en su ropa y esto causo que Fernando se fuera de casa y que aunque tratara de regresar en repetidas ocasiones, su padre siempre lo esperaría con regaños y golpes, sin embargo Fernando nunca lo odio, ni le reprocho sus fuertes maltratos siempre lo amo y lo respeto a pesar de su manera de ser.

En una ocasión cuando Fernando vivía en las calles de Segovia, buscando en la comida su sustento diario, se corto con un vidrio y esta herida más tarde se convirtió en gangrena, lo que lo llevo a albergarse durante una semana bajo un viejo árbol que lo cubria del sol y las fuertes lluvias. Un día una de las señoras que pasaban por el lugar lo reconoció e informó a su padre de su paradero, él fue a buscarlo y le dijo: “¡Parece, vámonos para la casa!” Fernando le respondió que no se podía levantar, que le dolía; su padre se acercó lo reviso y se lo llevo cargado hacia el hospital donde le dijeron que solo había dos opciones, que le amputarán la pierna o que le rasparan el hueso y dejar la herida abierta durante 2 meses para que el hueso volviera crecer.
El padre desesperado accedió a la segunda opción y así Murrapo paso dos meses inmovilizado de pies y de manos por unos viejos trapos que lo sostenían a las barandas de su cama y los cuales solo soltaba su madre para permitirle vestirse solo. Así Fernando recuperó su movilidad y pronto volvió a caminar.

A sus 23 años se casó con Martha, su primer amor y con quien tuvo 4 hijos, de quienes se encargó al cumplir 31 años por la ausencia de su esposa, quién falleció de cáncer en el seno izquierdo; pero al poco tiempo se fue a vivir con Rubiela, una mujer de carácter fuerte, con la que vivió 20 años y quien dio a luz sus últimos 4 hijos; pero no  únicos amores y habitantes de su corazón, pues por allí han pasado más de ochenta mujeres, bajo las veteranas manos de Fernando.

Sus ojos denotan un mezcla de sentimientos que enternecen y alegran al solo verlo sentado en su butaca de aproximadamente 30 centímetros de alto llena de estampitas de las diferentes advocaciones de la Virgen María, su viejita, allí se sienta desde las 6:30 de la mañana cada día a la espera de un nuevo zapato con un viaje y una historia por contar  en solo diez minutos por $2000. Fernando no solo embetuna, en su lugar de trabajo también remacha y pone tapas a los tacones de las señoras que se acercan a él. Después de una larga jornada parte al casino a jugar cartas hasta las 5:30 de la tarde, no le gusta serenarse ni trasnochar.
Fernando vive solo, sólo con su cuadro de la Virgen del Carmén y el Corazón de Jesús; a pesar de que tiene  8 hijos y tuvo dos mujeres. “A mí no me gusta vivir con nadie, me gusta es trabajar, no quedarme en la casa de mis hijos atendido como un rey, con todo a la mano y nada por hacer más que sentarme a ver televisión mientras me traen la comida. Lo que me gusta es venirme a sentar a mí puesto todo el día a trabajar y a conversar. Aunque ahora tengo 73 años me dedicare a mi oficio hasta que no me queden fuerzas para levantarme” afirma Fernando Vargas.

A pesar de que Fernando no estudio debido a las burlas constantes de sus compañeros a razón de su incontinencia de nacimiento. Es un hombre empírico, que encontró en las calles el oficio que lo apasiona y al cual se dedica desde los 11 años. Pero este no ha sido el único trabajo al que Fernando se ha dedicado pues también vendió fritanga, fue zapatero por un largo periodo de su vida, pasión que extraña con grata nostalgia  y que abandono por una fuerte infección en su pierna derecha consecuencia de la gangrena que obtuvo a sus 8 años.



miércoles, 23 de julio de 2014

Berta y Juan Carlos: Una familia que vive día a día con optimismo a pesar de las necesidades


Entre paredes corroídas por la humedad, con poco color y sin embargo, vivas y cálidas, están las fotografías familiares, carteles de bienvenida y cumpleaños. Sus sabanas, almohadas y vestidos son de colores alegres; su baño es preciso para lo escasamente necesario, se observa revestido de un color verde esperanza; su cocina grande llena de trastos vacíos cubiertos por una tela roja. Es un hogar amañador, tranquilo y silencioso. Allí se esconde la historia de Berta Quiceno y Juan Carlos Gómez: madre e hijo.

Berta es una granadina, quien tiene 57 años, una mujer de contextura gruesa, ojos oscuros, pliegues profundos, cejas semi pobladas, nariz aguileña, labios delgados y cabello parcialmente cenizo.  Vive en Rionegro, Antioquia, hace 43 años.

Al poco tiempo de residir en el pueblo, entre baile y baile ella conoció a Alfonso Gómez, su eterno amor y el mejor padre que pudo encontrar, pues a los pocos años tuvo con él tres hijos de los cuales dos eran mujeres. Poco a poco se conformó una familia llena de valores, juegos, normas, sonrisas, comidas y oraciones en familia; a pesar de ello, no tuvo que pasar mucho tiempo para que la vida los golpeara y que cada vez, al igual que un tornado, pasara con más fuerza y acabara con todo, pues sí así fue.  Jazmín, la hija mayor, murió en un accidente de tránsito, a los 7 años murió el padre Alfonso de un infarto y a los 3 años su segunda hija, Luz Dari, también en un accidente de tránsito.  Ella dejó una hija pequeña que ahora tiene 17 años. Así fue como cada vendaval que pasaba por las vidas de Berta y Juan Carlos los iba haciendo cada vez más fuertes y guerreros; ahora se tenían solo el uno al otro.

Berta tuvo que vender la finca en que vivían.  Dejó su jardín, sus animales, sus recuerdos; comenzó a trabajar en la Galería, en Rionegro, como vendedora de pollos, oficio que la divertía y distraía. Ella llega al barrio Las Vegas a rehacer su vida al lado de su hijo que gozaba de 10 años de edad. Juan Carlos no sabía leer ni escribir; sin embargo, eso no le impidió ponerse a trabajar para ayudar a su madre. Él un niño delgado, de ojos mieles, cabello castaño, labios delgados y una cutis que mostraba los rastros del sol, deja de ser el niño de la casa para convertirse en el hombre de ella y quien ahora debía empezar a velar por su madre. “Yo me gradué, hice cinco años en primero, dos en segundo y me devolvieron… mentiras, disculpe, es que a veces me da por tener buen sentido del humor” expresaba Juan Carlos Gómez durante la entrevista.

Así los dos fueron reconstruyendo su vida paso a paso. Cuando Juan Carlos tenía 20 años le dispararon en la médula espinal, dejándolo inválido permanentemente y con movimientos involuntarios en sus extremidades inferiores; su nuevo estado generó una cambio en la información del Sisben, pasó del nivel dos a cero y que apareciera en el sistema como persona desplazada. ”Uno llora a veces en las noches, no lo voy a negar, de solo pensar cómo haría ahora para ayudar a mi mamá, en esta condición; la gente no entiende lo que uno siente y por ello lo critican a uno y lo hieren; pero yo superé la depresión rápido y comencé a trabajar” expresa Juan Carlos. Aquella bala no lo detuvo, pues consiguió quien le donara una silla y para dicha suya, esa silla era eléctrica, cosa que facilitaba aún más su trabajo; una silla de color gris, ruedas anchas y pequeñas, una barra protectora para los pies y una palanca negra en el apoyo de los brazos, esta era su nueva amiga, quien lo acompañaría a conseguir el sustento; salió a vender bolsas de basura, incienso y dulces por todo Rionegro, sin importar la trocha que debía recorrer desde su casa hasta la vía principal, algo que deterioraba la silla con cada salida.

 Dos años después de luchas por sobrevivir entre las necesidades. Berta, quién para este tiempo ya era diabética, le dio una infección que repercutió en que los médicos le amputaran el dedo pulgar de su pie izquierdo y posteriormente el pie derecho. También le da tendinitis, con la cual se le inflaman los huesos, al igual que insuficiencia renal crónica, condición que la llevó a asistir día por medio a diálisis; Y por si fuera poco le diagnosticaron miomas múltiples en el útero, la cual los médicos calificaron como terminal. “A ellos les dijeron que tenían desnutrición crónica; por ejemplo mire a Juan, está en un estado delicado y el necesita de mucha nutrición, como por ejemplo Ensure, debido a su enfermedad; los dos necesitan pañal pero gracias a la clínica en casa SEND cuentan con que se les suplan estas dos necesidades, además de contar con una enfermera las 24 horas del día”, expresa Natalia Álvarez, Auxiliar de enfermería.

“Es que el municipio no quiere colaborar.  He mandado cartas, he hablado con doña Estela la esposa del alcalde, he puesto tutelas para que nos ayuden, para que le bajen el nivel del Sisbén a Berta, para que ayuden de alguna manera con alimentación, es que el que quiera puede venir a ver la situación de ellos, como están, y se van a dar cuenta de que es cierto, que son personas que verdaderamente necesitan ayuda, pero se hacen los bobos. Gracias a Dios todavía existe la gente de buen corazón por cantidades y si no fuera por eso ellos estarían peor” Dice Claudia Atehortua, sobrina de Berta.

La vida de los dos de nuevo cambió.  La casa en la que vivían no tenía el espacio suficiente, ni las mejores condiciones para dos personas inválidas, así que tomaron la decisión de mudarse de nuevo en busca de una casa donde se pudieran alojar, donde el espacio fuera suficiente para los dos, pero que cobraran poco ya que ahora Berta no trabajaba y Juan Carlos ganaba muy poco; con la ayuda de Claudia, sobrina de Berta, alquilaron una casa en la vereda Cimarronas donde les cobran 180.000$ que entre la gente del alto del medio en el municipio de Rionegro cada mes se trata de recoger el dinero, pero no siempre lo logran.

“Ninguno de los dos puede trabajar, ellos viven de lo que la gente les da… ¡es que mire cómo viven, en las condiciones en las que están! Además que vivimos muy lejos de ellos, entonces es muy complicado ayudarlos y la familia de nosotros es pobre. Berta está en el sisben en nivel dos y tienen un poco de deudas en el hospital… se pasan más en el hospital que en la casa, cada mes los están hospitalizando” Afirma Claudia.

Después de pocos meses a Juan Carlos lo operaron de colostomía (un tipo de abertura quirúrgica que permite que el intestino elimine con facilidad) y en medio del procedimiento se rego un líquido que le dio peritonitis, él requiere de cuidados especiales y de enfermera las 24 horas del día. Juan duró 7 meses en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) debido a la delicadeza de sus heridas, además de que tiene una sonda para eliminar la orina y escaras en todo en todo el cuerpo. Luego de pasado este tiempo los doctores le dieron de alta ya que no podían hacer más por él allí, entonces lo hospitalizaron en casa en donde ahora se cierra poco a poco la herida que tiene en el vientre y que está cubierta por una sustancia viscosa y amarillenta a la que recubre una capa de papel transparente y microporo, herida que solo le duele del pecho hacia arriba, donde solo tiene sensibilidad.

“Juan tiene mucha habilidad en las manos, como para hacer manillas o cosas artesanales, pero necesita aprender y tiene muchas ganas de trabajar, salir a la vía en su silla para traer algo de ingresos a la casa, pero primero debe salir de la hospitalización y es que hay que encontrar quien los ayude o como el mismo puede ayudarse ya que después de la hospitalización no va haber quien esté pendiente de ellos todo el tiempo” Expresa Natalia, Auxiliar de enfermería.

Así vive Berta y Juan Carlos apegados a Dios y a su voluntad, entre sueños, risas, y con la esperanza de tener un plato de comida a diario en su hogar y que algún día la vida les sonría un poco más.




Ximena Oquendo H

Andrés Botero: “Miss Perfecto”

Halloween y los disfraces, fue  lo mejor que se pudieron inventar para hacer feliz a *Andrés Botero, un hombre que da la vida por cambiar su aspecto hasta la muerte y para ello nació con el talento de la innovación y la creatividad.

Hace 15 años Jorge participa en el desfile de mitos y leyendas en el municipio de Rionegro; se destaca por ser uno de los mejores maquilladores artísticos del oriente antioqueño, alguien que sorprende de cada año con sus locos atuendos, “Para qué pero yo soy la sensación con mis disfraces y maquillajes, la gente siempre está pendiente a ver de con que salgo. Por ejemplo una vez me disfrace de Freddy Krueger y el maquillaje me lo hicieron con colbón madera, ¡que dolor para quitarme  eso, yo tan bruto de ponerle mi cara! Pero ese disfraz ha sido de los mejores, todos quieren fotos conmigo” expresa Andrés.

Además de ser un gran artista él también es peluquero, oficio que desempeña hace 20 años, lo hace muy bien, expresan sus clientes, a tal modo de que su primer cliente aun va a visitar su peluquería, que funciona hace 16 años. Él ha hecho diversos cursos y especializaciones. Él decora su peluquería con todo lo relacionado al día de los brujitos, la cual es admirada por todos sus clientes que disfrutan de este día viendo cómo se mete en el personaje de su disfraz y los hace reír a todos, atrayendo más clientela de lo normal.
“la primera vez que motile, yo estaba super nervioso, temblando pensando que le iba a cortar las orejas a mis clientes, eso fue horrible, además de que yo empecé mi oficio como auxiliar en otra peluquería entonces el miedo era mayor, pero gracias a Dios me ha ido muy bien” Afirma  Andrés.

“Él es un ser muy querido, simpático, honesto, cuadriculado, el mejor vecino que pude tener. Es exageradamente obsesivo con que las cosas tienen que combinar perfectamente, todo debe estar bien organizado por que si no él se enloquece, incluso él cuenta que su hermana le dice miss perfecto.” Comenta +Paula Andrea Munera, vecina de la peluquería y amiga de Andrés. “uno no solo viene a motilarse, sino a conversar a relajarse, a sentir un ambiente ameno, yo me siento muy cómodo con él, entonces uno se piensa seguro viniendo aquí, saber que le están haciendo un buen corte; es alguien muy aseado, por eso le recomiendo a mis amigos que vengan a motilarse aquí, y la mayoría lo hacen, así como yo que ahora tengo un hijo de 8 años al cual traigo a motilar a le peluquería de Andrés” Cuenta *Ivan Darío Cardona, cliente hace 13 años.

 Andrés, es un hombre delgado, piel trigueña, altura media, cejas semi pobladas, ojos grandes y oscuros; labios gruesos, orejas grandes y dentadura blanca. Siempre va vestido a la vanguardia y de acuerdo a la ocasión; nunca está mal vestido, todo debe combinar y lucir, sin pasar desapercibido, a pesar de esto se viste de manera casual y atrevida, pero sin ser pomposo u ordinario, pues tiene clase. Es un hombre bailarín, alegre, organizado e impecable, alguien que piensa que las cosas se hacen perfectas o mejor no se hacen, un hombre puntual, centrado, serio y amable. “Él es una buena persona, a todos quiere ayudar y a nadie le dice que no; es que en ocasiones se pasa de buena gente y las personas se aprovechan de ello;  incluso en una de sus buenas obras una amiga lo engaño y duro siete años para pagar una deuda, además de quedar en pro crédito, por eso él dice que los amigos verdaderos no existen. Él es como un papá para mí, me da gusto en todo y me ha educado; incluso cuando era pequeño yo le decía, papi-tío” Dice Darwin, sobrino de Andrés.

Él vive hace 6 meses en el barrio Cuatro Esquinas de Rionegro con sus padres *Jacobo, quien tiene 75 años y *Luz Miriam 72 años; hermana *Marleny quien tiene 40 años, su sobrino Darwin, de 21 años, al cual crió, y sus dos perros Muñeco que lleva 12 años con la familia y Lulu que lleva 8 años; en una gran casa colonial, con un patio de gran extensión, sala y comedor. Un hogar unitence, cálido, tranquilo, católico e iluminado. Sin embargo su familia la completan *Gerardo, *Alberto y *Jairo, quienes viven independientes. Él es el encargado de que su hogar permanezca así, de hacer feliz a su familia, con cada detalle y acción, todos los días. “él no deja pasar ninguna fecha especial y todo lo quiere comprar y hacer para que todo salga perfecto y consentirnos a todos, es una gran persona y un muy buen hijo.” Dice Luz Miriam, su madre.


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Él en su niñez jugó diversos juegos como: mamacita, cocinita, escondidas, congelado, entre otros juegos característicos de nuestro país,  en los cuales siempre fue el líder, alguien al que había que hacerle caso, “ Mi más grande condición era que él tenía que ser la mamá del juego; me gustaba estar con los niños, acostarme con ellos y darles picos. Además yo parecía una niña, por mi rostro y cabello.” Expresa Andrés.

Así poco a poco Andrés fue descubriendo su inclinación sexual, condición que le fue creando miedos, ante el que dirá de su familia y su creencia católica, ya que sentía que pecaba con cada pensamiento, acto e ilusión de amor.  Pide perdón a Dios, pero es consciente de que no es su culpa; a pesar de ello nunca quiso cambiarlo, y aunque su madre le diera hormonas masculinas para que le comenzara a crecer vello  y su voz fuese más gruesa, esto no cambio sus gustos.

Durante su juventud Andrés al igual que muchos jóvenes comenzó una vida de fiesta, alcohol, drogas y sexo durante días seguidos, en los cuales su familia sufría. Su orgullo como miembro de la comunidad del LGTBI aumento a tal punto que no le importaba lo que la gente pensara, aunque siempre fue un hombre reservado con su familia y clientes, con la intención de no ahuyentarlos.
”Mi mamá sufría mucho con esta condición y mi papá no le gustaba ya que como hombre machista, era muy duro tener un hijo gay”
“Él participaba en muchos desfiles cuando era sardino, y se ponía el nombre de Darwin, le iba muy bien, se obsesiono tanto con este nombre que decía que si alguna vez tenía un hijo le iba a poner así, entonces yo le di gusto y por eso mi hijo, que es como  de él se llama así” afirma Marleny, hermana de Andrés.

Andrés comenzó a buscar su identidad entre los homosexuales y se convirtió en transformista por tiempos “para qué, pero todos me admiraban, decían que me veía muy bien y por ello seguía haciéndolo, participe en pasarelas, reinados, carrosas, y desfiles de calle. Me gane muchos premios entre ellos uno como el mejor rostro. Me divertía mucho, fue una época encantadora de la cual no me arrepiento, tenía un cuerpo y un color de piel muy bonito; mis facciones han sido muy delicadas y eso me ha favorecido mucho, engaño la gente, a veces si  cree que soy una niña, me llamaban *Liliana”.

 Pero no se quedó en el transformismo y hace diez años decidió dejar atrás esta etapa y seguir con su aspecto de hombre. “ Él cambio gracias a mi hijo, porque lo hacía quedar mal, él le preguntaba delante de mis papas ´tío, ¿usted es  hombre o mujer? por que las mujeres no se ponen aretes, ni se visten así’, todo esto lo hizo cambiar y por no avergonzar más a mi hijo olvido esa época del transformismo” Narra Marleny.

Él nunca ha tenido alguna relación amorosa con una mujer, pero ha tenido novios desde los 12 años, es un hombre muy buscado y admirado por muchos, aunque según Marleny, ha sido muy de malas ya que lo buscan por interés. Andrés al igual que muchos desea encontrar al amor de su vida y ser feliz junto a alguien y casarse; pero no quiere adoptar o tener hijos. “Eso puede confundir a los niños, como la familia ha sido de hombre y mujer, puede generar pensamientos psicológicos extraños en ellos. Creo que hasta puede generar que los niños tomen las inclinaciones sexuales de los padres, aunque yo crié a mi sobrino y esto un varón, creo que puede suceder” Opina Andrés.

 Aunque le da miedo dejar a su familia sola, hace 4 años estuvo a punto de irse a vivir con un hombre al cual amo mucho, pero que tuvo que irse lejos y esto hizo que su amor fuera disminuyendo y sus planes de irse a vivir juntos se dejaran en el olvido, para darle pie a la ilusión de un nuevo amor, del verdadero amor.

Nota: Los nombres fueron cambiados por petición de el protagonista.














Ximena Oquendo H.