miércoles, 16 de octubre de 2013

Una Manera Especial de Ver la Vida


Esta historia comienza en 1984 en el municipio de Guarne (Antioquia). Una pareja  de jóvenes de  22 y 23 años, Gloria María y Juan Guillermo, se dan cuenta de que  serán padres después de  nueve  años de  noviazgo,  noticia  que desilusionó a  la familia de la novia, pero poco a poco se alegraron con la idea de tener a un nuevo integrante en la familia. Gloria era  una joven   de ojos  brillantes  e intensos como las esmeraldas,  silueta delgada y cabello corto; una  joven de familia humilde que se sostenía de la venta de empanadas, con la que ella ayudaba para sustentar su casa; por otro lado, Juan Guillermo, el futuro padre, provenía de una familia de clase media, un joven delgado, de cabello rizado tan negro como la noche, de ojos dulces e inocentes en busca de tantos sueños que ahora  realizaría al lado de su esposa y la bebé que vendría en camino.

Luego, los recién casados se fueron a vivir a la casa de Amparo, una hermana de Juan, ya que no tenían a dónde ir. El embarazo avanzaba con normalidad y los padres hacían planes, ansiosos, en espera de aquel ser que alegraría sus vidas. Después de 5 meses de gestación Gloria “rompe fuente”  y conmocionada  va al hospital San Juan de Dios, donde es internada por un mes,  cuenta con la compañía de su esposo y familiares. A los 6 meses de gestación, Gloria siente que ya es hora de darle la bienvenida a la bebe, que nace por medio de cesárea. Ella era Diana María, pequeña e indefensa, viene al mundo con una deficiencia respiratoria y fue remitida inmediatamente a la incubadora, sin ver siquiera a su madre, que se exasperaba y lloraba al ver cómo se llevaban a su pequeña.

Diana pasa en este hospital dos meses en los que no pudo ni tocar a su madre  que angustiada, esperaba su recuperación; pero Diana empeoraba día a día más, parecía no crecer, cada vez estaba más diminuta y enferma, casi al borde de la muerte. Sus padres no sabían qué pasaba, ¿por qué su niña no mejoraba? Con el paso del tiempo su desesperación era mayor,  entonces  decidieron trasladarla a la Clínica Medellín donde descubren que su enfermedad se da a causa de la intolerancia al azúcar de la leche y por ello Diana no mejoraba; después de esto, la bebé comienza un tratamiento con medicamentos donde le cambian la nutrición y comienza a ser alimentada por una sonda que salía de su cuello.

Por consiguiente,  la niña comienza a crecer y a engordar de tal manera que sus padres se emocionan al ver el buen trabajo del doctor, que aleja a su hija de la muerte y la convierte en una pequeña saludable, aunque crecía de manera desproporcional para su edad. Al cabo de 8 meses de hospitalización, por fin puede ir a casa.

Para este tiempo Gloria y Juan Guillermo ya vivían en Chaparral, una vereda aledaña al municipio de Guarne, en una finca grande que pertenecía a  Adán, el papá de Juan, donde laboraban administrando un restaurante llamado “La 30”, trabajo con el cual sostiene su joven matrimonio. Diana comienza a llenar de alegría aquella casa donde las risas retumbaban y el amor hacia eco.

Al parecer todo iba muy bien, hasta que los jóvenes comenzaron a notar algo diferente, extraño en la mirada de Diana; entonces, preocupados, recurren a un doctor para preguntar por qué los ojos de la pequeña “bailaban”.
Después de unos exámenes determinan que Diana, de tan solo 8 meses, estaba ciega. Gloria, sola en el  hospital San Juan de Dios, se derrumba con su hija en brazos, entre lágrimas y un nudo en la garganta le pregunta al doctor:
-          ¿Qué le causo esto a mi hija?
El doctor responde:
-          Probablemente en el tiempo en el que estuvo en la incubadora, la cantidad de oxigeno no fue la adecuada y como consecuencia dejo invidente a su hija.
Gloria enfurecida y con la mirada aun mas aguada, le dice:
-          ¿Doctor, que puedo hacer para que mi hija vuelva a ver?
A lo que el medico respondió, con una voz tosca y mal humorada:
-          Entienda, No va a volver a ver, ¡no se haga ilusiones!

Gloria reventaba en llantos y abrazaba su hija con fuerza dirigiéndose a casa, donde encuentra a su esposo en espera del resultado de los exámenes y el testimonio de su esposa, que al verla se angustia y le dice: "¿Qué pasa, por qué vienes así?... ¿Qué te dijo el medico?", la madre responde con la voz entre cortada  "nuestra hija esta ciega"; Juan llora y la abraza, mientras le dice "tranquila, haremos todo lo posible para que nuestra hija vuelva ver y la sacaremos adelante".

Luego de unos días los padres van al hospital San Juan de Dios donde demandan  por negligencia, causante de la ceguera de su hija. Después, comienzan con la búsqueda de los mejores médicos del país para que curen la invidencia de su hija, que ya comenzaba gatear. Juan y Gloria viajan a Bogotá donde encuentran, efectivamente, los mejores doctores del territorio, que de inmediato comienzan los estudios para que la bebé recobre la vista. Después de muchos exámenes la respuesta es negativa, entonces vuelven a Guarne, pero sin haber perdido aun las esperanzas; piden una segunda cita en Bogotá de la cual vuelven resignados, aceptando que la ablepsia de su hija es permanente e incurable.

Por lo tanto, “comienza la lucha”. Ahora que Diana gateaba, había que comenzar por enseñarle “su casa”, una tarea un poco complicada en una finca grande con zonas verdes; aunque Diana aprendió con facilidad, en una ocasión cayó a una zanja, accidente del que salió ilesa después de una gran preocupación por parte de sus padres.

Después de un tiempo, Diana aprendió a caminar, dominando completamente el recorrido por su casa: Corría, saltaba y gritaba de alegría demostrándole a sus padres que todo valía la pena. Era una niña inquieta, feliz y traviesa que alegraba la existencia de todo aquel que entrara en su vida.

Cuando Diana cumplió cuatro años era una niña de cabello castaño ondulado, trigueña, delgada y de labios voluminosos; inquietos por los libros y el canto. Ya estaba lista para ir a la escuela, entonces su madre decide llevarla a una institución, pero en Guarne no había ninguna especial donde ella pudiera aprender, así que sus padres resuelven conducirla a Medellín, al barrio Aranjuez a la escuela   “Sordos, Mudos y Ciegos”, allí ella aprende  matemáticas, manualidades y braille, escritura con la que también se instruyeron sus padres.
Después de varios años de viajes, esfuerzos, necesidades y gastos les recomiendan a los padres que trasladen a Diana a una escuela convencional para no excluirla de la sociedad.

Su padre, Juan Guillermo,  comienza a crear un proyecto de escuela para niños y jóvenes discapacitados en Guarne, pensando en la situación de su hija y de muchos niños más y lo presenta a la alcaldía, allí aceptan la idea, entonces nace CREES (Corporación para la Rehabilitación de Educación Especial), donde empiezan a llegar muchos niños que aprenderían manualidades, ebanistería, a tejer, escribir y leer; también se crea empresa, donde ellos venden      maní, verduras y hacen inyectores para odontología. Diana asiste dos veces a la semana y consigue más amigos, ahora, a su corta edad sabía tejer, escribir y leer por braille, estos son sus pasatiempos favoritos.

Ahora ella regresa a Guarne en búsqueda un nuevo colegio, pero esto fue más complicado de lo que se pensaba pues  ningún colegio estaba capacitado para enseñar a personas discapacitadas, después de una búsqueda exhaustiva Diana es recibida en  el Divino Niño, en Rionegro, donde realiza todos sus estudios primarios y es transportada por el bus escolar, que en varias ocasiones se olvidó de recogerla, dejándola sola en el colegio. Allí Diana se desempeñó como una alumna común aunque sus compañeros no la vieran así y por ello la molestaban con insultos y golpes hasta el punto de ella también agredirlos físicamente. Finalmente toman la  decisión de retirarse del colegio.

Cuando Diana cumplió nueve años, obtiene la noticia de que tendrá un hermanito, la cual recibió con alegría al igual que sus padres, que en un principio la toman como una gran sorpresa, ya que habían tomado la decisión de no tener más hijos. Pero ahora Diana tendría un hermano, nació después de nueve meses de gestación y  lo llamaron Juan David, era trigueño, de ojos dulces como el caramelo y delgado; el nuevo compañero de aventuras y  juegos… Su compañero de vida. Diana ya sabia montar en bicicleta, patinar, leer, escribir, bailar y hacer travesuras, ella se moría de ganas por enseñarle todo esto a su hermanito.

 En una ocasión Diana estaba en el pueblo con su mamá y su hermanito comprando el mercado para después dirigirse a Rionegro. Su madre decide subir a la pequeña al taxi y al voltearse para subir a Juan David el carro arrancaba a toda velocidad, llevándose a Diana lejos de su mamá. Gloria corre sin descanso con su bebe y se encuentra con un bus al cual se sube rápidamente y desesperada le grita al conductor  "¡siga a ese taxi, se llevo a mi hija!"; el conductor pisa acelerador como nunca lo había hecho, se dirige a la autopista siguiendo aquel taxi se llevaba a Diana velozmente. Gloria no dejaba de llorar, angustiada y llena de ira por lo que estaba sucediendo; después de un largo recorrido por fin el bus alcanza al taxista y la madre se baja con rapidez, abre la puerta del auto y saca a su hija, golpea la puerta bruscamente,  la abraza e insulta al taxista, que asustado se va del lugar con mayor velocidad aun.


Ahora, Diana y Juan David irían juntos a la Institución Educativa Chaparral, donde Diana iniciaría su secundaria y su hermano comenzaría sus estudios. Aunque la institución no estaba capacitada para enseñarle como se debía a Diana, la recibió con los brazos abiertos y con la ayuda de profesores, como Omar, Eduardo Potes y amigos, Diana aprendió y se desempeñó como una buena estudiante a la cual se le realizaban los exámenes orales y le fascinaba leer. Diana se presentó a la personería escolar, segura del favoritismo con el que contaba y que sus propuestas eran buenas, queda en segundo lugar, contenta por la nueva experiencia que se anexaba a su vida.

Diana se graduaría después de tanto esfuerzo de su parte y la de sus padres. Era un momento de gran emoción, ahora tenía 18 años, su madre lloraba de alegría al escuchar el nombre de su hija salir de la boca del  Maestro de Ceremonia y al verla en el estrado recibiendo tan anhelado diploma acompañada de sus padres y su hermano, amigos  y docentes que la aplaudían con entusiasmo.
Después de dos meses de la ceremonia Diana viajó a Tolú, Cobeñas con sus amigos, su madre y hermano en una excusión escolar de tres días donde sintió el mar por primera vez, donde se sentía tranquila, pues ya sabía nadar, su padre le enseñó. Un paseo inolvidable lleno de diversión y alegría, donde dejaría a sus amigos y colegio para comenzar sus estudios superiores, ella quiere ser periodista.

Luego de dos años de haber salido del colegio en los cuales ayudó a su madre en el trabajo, administrar juegos de azar; Diana decide presentarse a la Universidad de Antioquia, a la carrera de Periodismo y Comunicación Social, donde no cumple con el puntaje necesario para ingresar a la Universidad; resultado que no tumba sus sueños, porque Diana ingresa a un preuniversitario en Medellín, donde aprendería lo suficiente para estar preparada para realizar sus estudios superiores, pero vuelve a presentarse a la universidad, falla de nuevo.  Ella no pierde la esperanza y la mueven las ganas de salir adelante, entonces ingresa de nuevo a un preuniversitario en espera de una nueva oportunidad…

En el 2011 Diana decide presentarse al concejo de Guarne, con el partido Verde, donde se desempeña como candidata de la discapacidad, en pro de la inclusión y el arte y realiza campañas de prevención por todo el territorio, apoyada por sus padres, amigos, Sergio Fajardo y Antanas Mockus.

Comienza a hacer afiches y campañas publicitarias, haciendo propaganda política. Diana no recibe la cantidad suficiente de votos para hacer parte del gobierno del municipio de Guarne, pero esto no acaba con la idea de hacer parte algún día del consejo y hacer realidad todas sus ideas.

Ella y familia tuvieron que salir de la finca donde habían vivido durante 25 años,  pues su abuelo de 85 años, los fue sacando poco a poco, para finalmente reclamar su casa llevando a vivir allí a su otra familia, desterrándolos cual intrusos. Ella y su familia decidieron alquilar una casa pequeña donde conviven con Danjha, la perra de su hermano, una pitbull café y blanca, tierna y juguetona que no le cae muy bien, pues no le gustan los animales y mucho menos los perros. “son peludos y lambiscones; además la perra se me tira encima por eso no me gusta ningún animal”.

Actualmente Diana vive en el pueblo y camina a diario de la mano de sus padres, pues no conoce el municipio; nunca sale con el bastón a excepción de cuando sale con sus amigos a otros lugares. Juan Guillermo trabaja en la fundación y estudia sociología en la Universidad de Antioquia; Gloria continua en el negocio de juegos de azar y su hermano espera ingresar a estudiar zootecnia.

Hace unos meses ella aprendió a jugar cartas y domino, con la ayuda de su padre, Zulay su amiga, su hermano y la mía. Diana con su escritura en braille  aprendió a marcar las cartas con el número y la inicial de la pinta, poco a poco se ha convertido en una buena jugadora, pues la sensibilidad de la yema de sus dedos la han llevado a sentir la carta o la ficha que la llevaran a ser la ganadora. También ha estado viajando por el departamento y al Valle del Cauca con un grupo de mujeres invidentes que luchan por sus derechos y su inclusión en la sociedad; demostrando cada día que ella es una verraca, toda una líder.

Para terminar, Diana dice: “considero que que ha mis 27 años llevo un gran recorrido en el que he aprendido mucho, pero también he aportado al mundo conocimientos y demás. Sé que le falta mucho por aprender y que nunca dejare de aprender, veo el mundo como ustedes, con la diferencia de que lo siento y mi interpretación del mundo es más profunda que la de muchos tantos que tienen el sentido de la vista”, además agrega que si hallaran una cura para su ceguera no se operaria pues así se siente bien. Es una mujer soñadora y muy risueña, que desde la lejanía todos la conocen. Es una mujer que desea entrar a la Universidad, ser una gran profesional, una líder; sueña con aprender a cantar y formar una familia donde llene su vida de música, risas, novelas, literatura y romance…


Ximena Oquendo H.

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